¡Por fin llegó! Después de más de dos meses de espera desde la fiesta de cumple y bautizo de su hermano llegó el momento de Carlos. En julio, tras ver la película un par de veces y escuchar las canciones sin parar, decidió que su cumpleaños sería de Tarzán. Ya véis… mis hijos no me lo ponen nada fácil a la hora de preparar fiestas. No van a lo convencional de Cars, Patrulla Canina, Dinosaurios, Blaze… ¡ellos son muy originales!
Tras tener claro la temática de la fiesta tocaba ponerse manos a la obra. Lo primero que hicimos fue buscar imágenes que nos pudieran orientar a la hora de montar la mesa dulce. Al mismo tiempo nos inspiramos en fotografías de otras fiestas celebradas. Preparada ya la papelería que nos ayudaría a personalizar la fiesta tocaba ponerse manos a la obra con la decoración.
Un día intensivo de compras, marrones y verdes en todos los tonos, hojas, leopardo, cebra, cantimploras, monos… cualquier cosa que nos recordara a la selva nos venía bien. Una vez tuvimos más o menos todo comprado (si, más o menos porque cuando se prepara una fiesta hasta última hora no se sabe si necesitas algo más) aprovechamos parte de las horas que los peques están en el cole para ir decorando letras, botes, cubos.. todo parecía poco porque ya teníamos claro que la mesa dulce sería doble.
Cuando ya tuvimos todo personalizado llegaba el turno de poner todo junto. No me voy a extender mucho en contaros cómo lo preparamos porque supongo que lo que más os gustará será verlo en imágenes…






Esto no lo hubiera podido hacer sin la ayuda de Carol y Lorena. ¡Gracias por compartir vuestro tiempo y trabajo conmigo!
La próxima semana os enseñaré el resultado final… ¿os está gustando?