Como la mayoría de vosotros sabréis (y muchas veces lo he comentado aquí) soy madre de dos niños relativamente pequeños. Tienen dos y cuatro años por lo que, en algunos aspectos, estamos en una lucha permanente. Una de las cosas que más quebraderos de cabeza nos trae es el uso de las zapatillas a la hora de andar por casa.
Mis hijos no quieren zapatillas, da igual que sean de un mono, de la Patrulla Canina o de los emoticonos tan de moda ahora, ellos no quieren que sus pies estén tapados. Todos los días discutiendo por el mismo tema y ahora que llega el frío, más. Desde siempre hemos oído en casa que si andamos descalzos nos vamos a resfriar, ahora parece que el mito se desmonta. Según dicen muchos pediatras, no por ir descalzo los virus van a entrar en nuestros cuerpos.
También hay otro aspecto importante que he leído en los últimos meses, el tema de los pies planos. Según varios artículos, el ir descalzo favorece que los niños vayan adquiriendo movilidad en los pies y fomentan su aprendizaje sensorial. Esto lo debe saber mi hijo pequeño porque se ha pasado todo el verano sin zapatos. En cuanto podía, lo mismo le daba estar en hierba que en asfalto, en la piscina que en la playa, él no quería ni zapatos ni calcetines.

Y diréis… ¿por qué hoy Lorena nos habla de los beneficios de andar descalzos? Pues bien, para explicaros que en nuestro local no tenéis que temer que vuestros niños se quiten los zapatos nada más entrar, el suelo es de PVC, similar al que ponen en las guarderías, y con un acabado confort que le hace ser blandito y cómodo. Aunque llegue el invierno, podemos dejar que nuestros peques disfruten del parque, que bailen y jueguen, que suelten sus zapatos a la entrada del local y no se los pongan hasta que se vayan. Aquellos que no nos habéis visitado todavía… ¿os animáis?